viernes, 16 de mayo de 2008

Etapa Prólogo

Miercoles 30 abril 2008.- "Gigantes al borde de un ataque de nervios".
Bueno, es la hora, tanto tiempo pensando en el momento y ha llegado, hay que recoger todo, sobre todo bici y alforjas y salir para Sevilla, nos acompañan mi hermana y su marido, salimos dentro del horario previsto, es decir, una hora más tarde (que era lo previsto) ya que como casi siempre, el que llega tarde soy yo, y además olvidando parte de las cosas que tenía que echar, entre ellas el aislante para mi hermano, el chaleco reflectante por si hay que ir por carretera, las bolsas de basura para las alforjas por si llueve, el liquido de las lentillas, y creo que nada más (al menos no las he echado en falta). Así que como decía, a eso de las 17,30 h. salimos en nuestra furgoneta hacia nuestro punto de partida, nuestro primer susto, el tráfico, baja la carretera de Andalucía, hasta los topes, pero claro es comienzo de puente, así que no es nada raro, pero a pesar de todo, el tráfico es denso pero fluido, al menos hasta que cruzamos Despeñaperros y una vez que se desdobla la carretera con los que van a Granada/Malaga y los que vamos a Sevilla/Huelva, el tráfico se normaliza y es menos agobiante, así que tras 4 horas de camino ininterrumpido, ni para hacer pipí, y tras las llamadas pertinentes de nuestros anfitriones que estaban esperando desde las 21,00 h. en Sevilla, nos presentamos en nuestro destino, fácil, gracias al fabuloso GPS que llevabamos, y una vez localizado dónde ibamos a dormir y dejar el "equipaje", nos fuimos a la Catedral, donde nos encontramos y conocimos a Manolo, Rubén y Marga, unos compañeros bicigrinos, a los que conocía del foromtb, y que se habían prestado a acompañarnos en nuestro inicio de la Vía de la Plata.

Anduvimos paseando por la espalda de la Catedral y disfrutando tanto de las vistas magníficas que ofrece la ciudad, como de la noche tan estupenda que hacía, para tomarnos unas cañitas y charlar un poco sobre lo que nos esperaba.


Después de quedar en hora para la partida del día siguiente y despedirnos de Manolo (que no podía acompañarnos), nos fuimos a preparar las bicis y a dormir para estar frescos para el día siguiente (y los que le seguirían). Nos dormimos, al igual que los Caballeros en la Edad Media, velando armas para la aventura que nos espera, es decir, las bicis duermen con nosotros esta noche; mañana empezamos, los nervios en el cuerpo, la cabeza que dan cien vueltas, y sobre todo, impaciencia, ansiedad, ganas de subir en la bici y dar los primeros pedales y que sea lo que Dios y Santiago quieran ...

1ª Etapa

Etapa Real: Sevilla-El Real de la Jara
Distancia Recorrida: 92,39 Kms.
Tiempo: 7,48 h.
Velocidad Media: 11,8 Kms/h.
Velocidad Máxima: 54.8 Km/h.
Jueves 1 de mayo 2008.- "Un día inolvidable".
7,00 h. a.m, Amanece, la luz entra por la ventana de la habitación, puesto que esta no tiene persianas ni cortinas oscuras, así que arriba que ya toca, después del aseo matutino, comenzamos a ordenar las alforjas, en función de lo que creemos es lo más conveniente para colocar, ropa interior y aseo a un lado, herramientas a otro, las chanclas y la ropa “de calle” a otro, y en la alforja central, impermeable, manguitos, ropa de abrigo, y en mi caso, la bandera de nuestro pueblo para cuando lleguemos a Santiago, nos enfundamos nuestros trajes de bicigrinos, nos ponemos crema solar (el día promete ser duro), y tras las conversaciones de despedida con mi hermana y mi cuñado, nos vamos en busca de nuestro anfitriones, Ruben y Marga, que quedamos con ellos a las 9,00 h. en la Catedral para dar comienzo el viaje. Primera impresión, cómo cambia la bici con las alforjas, parece distinta, los movimientos son más descontrolados, primero, la rueda de delante se levanta sola, segundo en los cambios de dirección parece que te vas a caer, y lo último pero más importante, los 10 kgs. Aprox. de peso hace que pedalear sea como ir subiendo continuamente, pero además, mis recuerdos del anterior Camino de Santiago salen a borbotones, y me alegro, mi anterior experiencia con las alforjas fue nefasta (bici doble, porta a la tija, y alforja en los talones) y el recuerdo que tenía desaparece, me da un subidón la alegría al comprobar que no me dan los talones con las alforjas, ni me molestan para nada, simplemente están ahí, y me acostumbro a ellas, eso es todo, no hay problemas de ningún tipo (al menos de momento).

Puerta de la Catedral...

Así que cogemos un carril-bici que nos lleva al Centro, primer error, el carril sigue a la larga del río Guadalquivir, la mañana es bonita, el paisaje precioso, así que nos despistamos y llegamos a los pies de la Torre del Oro, hasta que nos llama Ruben: ¿dónde estáis?. Le comento la situación y nos corrobora que nos hemos desviado de nuestra ruta, así que rectificamos el camino y nos plantamos en el punto de encuentro, con 15 minutos de retraso, bien, sin salir de Sevilla y ya nos hemos perdido, esto promete ser entretenido, y para variar, la oficina de la Catedral está cerrada y no podemos sellar, así que, decidimos ir a buscar una oficina de turismo donde nos sellen nuestra credencial y empezar, porque sino, tendríamos que esperar a las 11, y es mucho tiempo, teniendo en cuenta que nuestras previsiones son llegar a monasterio. Así que nos dejamos guiar por Marga y Ruben, hasta una oficina de turismo, donde nos ponen nuestro primer sello….

Y la aventura comienza…. Salida de Sevilla, cruzando el puente de Triana,

y dejando a la derecha la zona donde estuvo la Expo92, la verdad es que en poco nos plantamos en Camas, la bordeamos por la carretera por no entrar por el centro, las horas que llevamos no son para muchas florituras turísticas, y a continuación nos encontramos en Santiponce, donde nos esperan mi hermana y mi cuñado para despedirse que se vuelven al pueblo, justo en la entrada de las ruinas de Itálica, que hoy, se encuentran cerradas, (al final del día lo agradeceremos) inaudito, siendo un día de fiesta y tanto turista suelto, pero bueno, tendremos que dejar la visita para otra ocasión, así que compro las primeras de las muchas botellas de agua que compraremos por el camino, y partimos, dirección Guillena, a estas alturas Ruben y Marga, ya se han enterado de que sí existen flechas en la Via de la Plata, algo que hasta ahora dudaban, y comenzamos realmente los primeros kilómetros, en un tramo totalmente recto y sin dificultad,


donde nos encontramos con el primero de los arroyos que tenemos que cruzar, dilema, ¿montados o a pie?, se soluciona pronto, ya que la alternativa de mojarse los pies, siempre es mejor que la de mojarse los pies y las alforjas, así que Marga, pasa primero (qué cortesía, ¿verdad?), bueno, es que así podía hacer fotos cuando crucemos los demás, algo que hago yo también pero desde atrás cuando crucen ellos, le sigue Ruben, ambos montados pero sin las zapatillas puestas, y a continuación mi hermano y yo, en nuestro caso, descalzos pero con la bici al hombro. Aquí tenemos nuestro primer contacto con los primeros peregrinos, una señora al parecer de Galicia (por el acento al hablarnos) y un peregrino extranjero (por las pintas y porque no dijo ni pío), además de otros ciclistas de la zona, que nos miraron sorprendidos por la distribución del equipaje, jeje. En fin, que salvado el primer escollo, a continuación nos damos de bruces con otro arroyo que es más que conveniente pasar andando, y aquí se inaugura una de las muchas ocasiones en que en nuestro peregrinar se transforma el cicling en empujing,


pero bueno, llegamos a Guillena,

donde para nuestra tristeza, nuestros anfitriones se quedan, a partir de aquí, la sensación es aún más rara, los nervios ya han desaparecido, ya sabemos que estamos en marcha, pero hasta ahora, nos sentíamos arropados, era como una excursión donde te van diciendo lo que te vas a encontrar, ahora no, ahora ya toca echar mano de las notas y del cuaderno de ruta que nos hemos preparado, de la intuición, de la vista y de la concentración para seguir las flechas amarillas que nos guíen a nuestro destino.


Así, con un poso de tristeza, pero con una ilusión tremenda, nos despedimos de nuestros amigos y ponemos rumbo al siguiente destino, Castillblanco de los Arroyos, y aquí empieza lo bueno, por decir algo, nada más abandonar la población y coger el camino,


se sube, un poco, otro poco, otro poco, hasta que toca lo inevitable, vuelta a poner pie a tierra y empujing, entre la pendiente y el mal estado del terreno por las lluvias pasadas, el suelo está imposible, aquí adelantamos a los primeros peregrinos que circulan en grupo de 5 ó 6, y aquí también nos encontramos lo que será la tónica del camino por estas tierras, los pasos de ganado,

abrir, cerrar, cerrar, abrir, será el ritual que nos acompañará durante los próximos días, en un momento determinado hago un aterrizaje de emergencia, claro, es cuestión de física, si vas subiendo y todo el peso está en la parte de atrás la rueda de delante se levanta sin esfuerzo, y más si encuentra un obstáculo pétreo, vamos, que me caí al suelo porque tropecé con una piedra, resultado, arañazos en piernas y cara, gracias a unos matorrales que amortiguaron mi caida,

el caso es que así como que no quiere la cosa, se nos hace mediodía y llegamos a Castillblanco, decidimos comer algo en un bar pequeñito que se encuentra enfrente de la Iglesia de San Benito, a la sombra,

y la camarera muy amable, nos regaló 2 actimel de postre, sí señor, el viaje iba según lo previsto, algo lento para nuestra idea, pero de momento, todo bien.

Una estupenda bicicleta peregrina, sí señor...

Claro después de comer la cosa cambia, la comida fabulosa pero el calor también, los botes de agua que llevamos se vacían a velocidad de vertigo, estamos en el Sur, esto es normal, pero ¡bufff! Lo que no es normal son las cuestas que hay por aquí, nosotros que pensamos que el primer día sería para coger el “puntillo” a las piernas, y en 50 Kms. que llevamos ya hemos tenido que subir cuestas enormes, el paisaje es bonito, sin duda, pero, leñe que es nuestro primer día y vamos a coger una insolación, menos mal que la veteranía es un grado y nos pusimos crema solar, sino, pareceríamos cangrejos,

en fin, llegamos a otro punto clave de la etapa del día, la entrada a la Finca El Berrocal,

es un Parque Natural, que es una delicia, las vistas son magníficas, el horizonte que se divisa es sobrecogedor, se disfruta de los sentidos hasta en el más minimo detalle, y sobre todo, se goza con la bici, no hay palabras para describir lo que a un maniático del mountain bike, le pasa por la cabeza cuando contempla lo que está viendo en esos momentos, naturaleza en mayúsculas mezclado con el deporte que nos gusta, esos momentos, son los que se guardan muy dentro y hace que salgan cuando tienes otros de flaqueza, te inyecta una dosis de adrenalina en el cuerpo que te hace sentir casi invencible, pero claro, he dicho casi, porque con el devenir de los kilómetros, llegamos a la horma de nuestro zapato,

¿querías naturaleza? Pues toma 3 tazas.

Tan famoso como nos habían dicho, tanto que nos habían advertido, tanto miedo como nos habían metido en el cuerpo, y el famoso Cerro del Calvario, que no aparecía por ningún lado, veíamos una cuesta: ¿será esto el Calvario?, no creo, es duro, pero no para tanto, hasta que de pronto… a lo lejos vemos una pared, claro, al ver la foto, pensarás ¡qué exagerado!, pues cuestas así hay por aquí o más grandes… pues no, yo no he visto por La Mancha, ninguna cuesta parecida, sí vale, con tanta pendiente hay algún tramo, pero ¡TAN larga!, en fin, siguiendo con nuestras costumbres, mi hermano se lanza a por ella, yo paro, bebo agua, hago las fotos y comienzo a subir, trepar, escalar, arrastrarme, no sé como describirlo, el caso es que pasito a pasito (porque habrá quedado claro que subimos empujando la bici, ¿no?) voy ascendiendo por el Calvario, y ahora sí, ahora entiendes el nombre de la cuestecita, las advertencias de los amigos, y te acuerdas de la cerveza fresquita que te has tomado hace 2 horas comiendo, ¡¡¡puff!!! Qué larga se hace, me quito el casco para que me de un poco el aire, porque el sol pega de lo lindo y no anda un pelo de aire, y menos mal que hay alguna sombra a los lados y puedes descansar en ella, porque sino, te funde el cerebro, pero bueno, esto es sólo el comienzo, miro para arriba, para más INRI, veo flechitas de una cicloturista que han organizado por allí, solo que en dirección contraria, claro así cualquiera para abajo en vez de para arriba, aunque bien pensado también tiene su dureza hacerla bajando, en fin, que de repente oigo, : “venga campeón, que ya no queda nada”, je,je, que jodío, mi hermano, encima con cachondeo, pero es así, ya sólo quedan 50 metros, desde donde se alcanza el mirador y se puede comprobar la belleza del sitio en todo su esplendor, al sur la finca que acabamos de atravesar, al norte el pueblo de Almadén de la Plata, próximo destino donde sellar nuestra credencial.

Sombra antes de subir... Rampa de despegue... Aquí ya sólo la rampa...

Foto a media subida... Todo esto hemos cruzado...

Estos 2 un poco más y forman parte del paisaje...

La bajada por el lado norte del Calvario, se hace tan complicada como la subida, el terreno está impracticable, es más, toca bajar andando, pero claro, con alforjas y todo, la cabra tira al monte, y yo en vez de seguir a mi hermano (andando y por mal camino) me salgo a la ladera de la sierra y bajo campo a través, con cuidado porque la cosa está durilla, pero al menos bajo montado, y tengo como colchón a mi bajada una piara de cerdos de pata negra, que ya los quisiera para mí, hechos lonchitas y en un bocata con tomate y aceite.



Esto ha sido el Calvario, el primero de cuantos nos tocará cruzar, el caso es que hemos llegado a Almadén, a eso de las 17,00 h. buscamos el albergue donde nos sella la encargada, y nos advierte de dos circunstancias que serán determinantes: 1ª.- Que se puede cruzar la Finca Arroyo Mateos porque desde mayo de 2007, se ha llegado a un acuerdo con los propietarios y dejan cruzarla sin problemas, estando además bien señalizada y 2ª.- Que hay una concentración de moteros en Monesterio, y está todo lleno, albergue, hostales, etc. Y nos recomienda quedarnos en El Real de la Jara.
Pues nada, nosotros que somos muy obedientes, nos vamos a, primero cruzar Arroyo Mateos, y después ¿quedarnos en El Real?... ¡hum! Ya veremos, vamos a ver que tal llegamos al Real (qué ilusos). Pues nada, vamos justitos de agua, no vemos ni un solo bar, y las tiendas al ser festivo, cerradas, pero pensamos, bueno si por carretera según los mapas son 17 kms. Y por camino vamos más derechos al atravesar la finca, no nos hará mucha falta el agua….. Primer Error, SÍ nos va a hacer falta el agua. Segundo Error, SÍ son 17 kms. pero en su versión megamix, es decir, que se hacen eteeeernos, principalmente por varias cuestiones, una, que al final nos salieron casi 21 kms. (¿serían 17+IVA?); dos, que eran kilómetros para hacer como el coche de San Fernando, un ratito en bici y otro andando; tres, que había que abrir más puertas de paso de ganado que un pastor; cuatro, que la señalización no era tan buena como nos dijo la señora del albergue; y como punto final, que hacía mucho calor y no había nada más que arroyos y charcas por todos sitios, lo que hace que al final tengas más sed, porque estaba claro que no era agua potable la que corre por esos sitios.
Pero bueno, nos sirvió para hacer un repaso de la cabaña española, porcina, vacuna, caprina, bovina, ¡¡leches!!, vimos hasta un pavo real y todo, y claro, tuvimos nuestro pequeño contratiempo con una jauría de perros, que menos mal que estaban atados, sino, ahora no estaba yo escribiendo esto.




Resumiendo, logramos salir de la finca, tras habernos despistado de las flechas un par de veces, tener agujetas de subir y bajar de la bici para abrir y/o cerrar cancelas, haber hecho tantos tramos andando que daban ganas de tirar la bici para ir más deprisa, pisar con precaución tanto por las boñigas de vacas como para que estas no se asustasen y la tomasen con nosotros, habernos perdido justo en una cuesta abajo y tenido que volver a subirla para encontrar el camino correcto (y todo por no irnos por la carretera), decía, que salimos de la finca y nos encontramos una pista ancha, con buen piso, pero con cuestas claro, ¡¡si no hay nada llano por esta zona!! De repente, vemos caminando a 2 señoras en dirección hacia nosotros, y pensamos, menos mal, ya tenemos que estar cerca, y sí, estábamos cerca, a 2 kms. que se nos hicieron interminables, sobre todo, porque hacía ya un par de horas que nos habíamos quedado sin agua, y por supuesto, lo de llegar a Monesterio a dormir, pues como que ni lo planteamos, y justo a la entrada del pueblo, a la izquierda el albergue, pero la odisea continúa, sólo 2 peregrinos alemanes, que chapurreando inglés (ellos y nosotros) nos dicen literalmente: “Calle Moreno, Casa 5, allí dueña”. “Ok”, un pueblo pequeño tiene que tener pocas calles, y habrá pocas personas dueñas de un albergue, ¡paf! Otra en la frente, y van… resulta que a los lugareños que nos encontramos, no conocen ninguna calle moreno, ni nada del albergue, así que buscamos la plaza y vemos un bar, optamos por la táctica de la supervivencia, nos pasamos al bar, beberemos y ya buscaremos el albergue, porque entre unas cosas y otras eran casi las 20,30 h. y estábamos al borde de la deshidratación (y no exagero). Así que tras 2 cocacolas y 1 aquarius, empieza a funcionar de nuevo la materia gris, y nos informan, que siguiendo la carretera, la 3ª a la izquierda está la calle Encarnación Moreno, y en el número 5 vive la encargada del albergue…¡¡¡Eureka!!!.
Compramos cena en una tienda de alimentación que había en la calle de al lado y nos vamos al albergue, discreto pero suficiente y cómodo porque tenía 2 plantas, y en la de arriba nos metió a los ciclistas, y en la de abajo los de a pie. Allí nos encontramos con una pareja de San Sebastián, que habían salido hoy desde Guillena, así que nave con 12 camas, pero sólo estamos 4 peregrinos.
Aseo, cena, cambio de impresiones y toma de contacto con la cama que el primer día, no ha estado mal, mañana veremos si podemos recuperar lo perdido para ir sobre el planning previsto, según nos han dicho, mañana es todo llano, ya veremos, también pensábamos que hoy sería así… pero bueno, la ilusión la mantenemos intacta, las fuerzas no tanto.

miércoles, 26 de marzo de 2008

2ª Etapa



Etapa Real: El Real de la Jara- Mérida
Distancia: 134.66 Kms.
Tiempo: 8,33 h.
Velocidad Media: 15,20 Km/h.

Viernes 2 de mayo 2008.- "Oceanos de Fuego"
“Hola, buenos días, ¿qué tal se ha dormido? Bien, estoy como nuevo”; esa es la primera conversación, por lo “bajito” para que nuestros compañeros de albergue no se despierten, aunque me da que ya están también despiertos, es lo que tiene los primeros días, que estás cansado pero aún pueden más los nervios que el cansancio, esta proporción se irá cambiando según pasen los días. En fin, tras el aseo oportuno y la preparación del equipaje y las alforjas, nos despedimos de la pareja que, efectivamente, estaban despiertos, pero bien acurrucaditos y sin la prisa que nosotros nos hemos impuesto, aprovechan un rato más en la cama. Así que comienza nuestro segundo día de peregrinación, vamos buscando algún bar y después de dar un par de vueltas al pueblo, nos decidimos por el único que está abierto (o al menos el único que vimos nosotros) muy cerca de la carretera y de un hostal donde vemos que salen algunos peregrinos, este será nuestro primer contacto con los bicigrinos alemanes con sus flamantes bicicletas híbridas y manillar superhiperultracompleto, llevan más mandos en el manillar que un helicóptero, (luego nos acordaríamos de ellos). El caso es que nuestro desayuno consiste en un colacao/café y una tostada de pan con aceite, y nos encontramos con la primera curiosidad hostelera, el aceite lo tienen en cápsulas individuales (así no se derrocha), y tiene la medida justa para poner en la tostada, es decir, ni falta pan, ni sobra aceite, todo medido.
Y comienza la andadura del viernes, salimos de El Real por un camino que empieza subiendo (menos mal que paramos a dormir aquí, ayer esto hubiera sido una tortura), en fin, el trayecto es corto y enseguida vuelve todo a la normalidad, es decir, llaneando y bajando, aquí nos encontramos con los famosos hitos extremeños que marcan la vía de la plata, porque, como habréis imaginado, el último pueblo andaluz es El Real de la Jara, nuestro siguiente destino Monesterio, ya se encuentra en Extremadura, pues bien justo en medio de ambas comunidades, cruzamos un riachuelo y nos encontramos con el famoso Castillo de las Torres, que en sus tiempos debió servir como defensa (digo yo, sino, para qué hacer un castillo) y ahora sirve para que aniden las cigüeñas.

Entramos de lleno en Extremadura...

Esta es la última imagen de Andalucía...

Estampa común en esta tierra...

Buen día, tiene pinta de que va a hacer calor, pero de momento se está fresquito y vamos por un camino con buen firme y además llaneando, así que la cosa se anima, igual hoy recuperamos lo perdido ayer, ya veremos, de momento, llegamos donde se encuentra la ermita de San Isidro, en el cruce con una carretera, la famosa N630, que nos acompañará casi todo el recorrido, y siguiendo la recomendación de nuestro amigo Manolo (Ariscal) iniciamos la ascensión a Monasterio por ella, puesto que el camino va paralelo y no tiene mucho interés ir por él, de todas formas, a estas horas el tráfico es casi nulo, y en esta subida, ya son 2 las veces que me acuerdo de lo que queríamos haber hecho ayer, y son 2 las veces que pienso, “menos mal que paramos en El Real a dormir”, porque si bien a primera hora de la mañana, descansado y con fuerzas, la cuesta se hace llevadera, esto ayer hubiera sido la enésima ocasión para pensar que si esto es así, no llego vivo a Santiago; pero mira, después de todo, parece que nos salió bien la jugada, y a eso de las 10 llegamos a Monasterio, a la derecha está el famoso hostal que nos habían indicado para dormir, al lado de la Cruz Roja, y en ambos sitios no hay mucha pinta de que fueran albergues acogedores, el Hostal, pues como todos (y los que tendremos que usar), normalito y pagando, claro. En fin, que seguimos subiendo esta vez por dentro de la población y en una tienda de alimentación a la derecha de la carretera, nos compramos nuestras provisiones, si estamos en Extremadura, pues qué mejor que comprar lomo ibérico para hacernos un bocata, dicho y hecho, pan ciernecito y lomito con una coca cola para almorzar, pasamos por la puerta del ayuntamiento y preguntamos por algún sitio donde haya Internet, por la cosa de poner algo en el blog, y nos mandan a la biblioteca que está una calle paralela, vamos con todo nuestro equipaje para allá, dejamos las bicis en un banco de una calle peatonal la mar de acogedora, y cual es nuestra sorpresa, que la biblioteca está abierta pero el encargado de los ordenadores está “de curso”, para mí que está “de puente”, pero vamos que no nos dejan entrar, así que nuestro gozo en un pozo, pero bueno, al solecito y en el banco, nos comemos nuestro bocata para coger fuerzas para el resto de la mañana, y seguimos camino, esta vez toca bajar así que recién comidos y bajando, pues la velocidad aumenta, je, je, pasamos por un secadero de jamones con un nombre bastante ocurrente (jamón + Monasterio = Jamonesterio), qué lastima no llevar una furgoneta de apoyo para ir cargando los “souvenirs”, je, je.
Entre Monesterio y Fuente de Cantos

El siguiente destino es Fuente de Cantos, dejamos la carretera y cogemos el camino a la izquierda, vamos por zonas alambradas y lo que fue el día de ayer se convierte en rutina hoy también, los famosos portillones de paso de ganado, la leche, que hartazgo de abrir y cerrarlos, pero mira, es lo que hay, en este terreno el firme es bueno, no deja de ser un camino como los que estamos acostumbrados, en los que se puede ir paralelo y bastante rápido, el paisaje no es gran cosa, pero se respira la tranquilidad que nos acompaña por estos parajes, sólo rota por los peregrinos a pie que adelantamos y algún que otro gorrinillo que campa suelto a sus anchas por las dehesas.
Hitos informativos extremeños

Llegamos a Fuente de Cantos, y paramos en su plaza, donde encontramos un supermercado, en el que compramos nuestra comida para el día, jamón, pan, aquarius, agua y yogur líquido, sería la tónica del viaje, comida de bocadillo ligera para que las piernas siguieran dando pedales, porque la comida del día de ayer nos dejó el estomago lleno pero las piernas parecían de cartón, así que decidimos ser frugales en la comida y ya saciaríamos nuestra hambre en la cena.
Plaza Mayor de Fuente de Cantos
Después de limpiar un poco las bicis con la manguera de un jardinero (joder, que mal suena esto), recuperar un poco el cuerpo tras el descanso a la sombra de las palmeras de la plaza mayor, continuamos camino hacia Calzadilla de los Barros, un pueblo pequeñito pero muy bonito, que goza de tener un retablo gótico-mudéjar del Siglo XV-XVI en su Iglesia Parroquial que es Monumento Histórico Nacional, aquí volvemos a comprar bebida en una tiendecita de la plaza, yo creo que tanto el calor que hace hoy, como la deshidratación que pasamos ayer, está llevando a que bebamos más líquido que un camello, pero ni nos sentimos pesados, ni dejamos de sudar, así que es preferible beber de más, y evitar que nos pase lo de ayer y volver a sufrir los rigores de la sed.

Está claro donde estamos ¿no?

A la salida de Calzadilla de los Barros, , el camino va paralelo a un arroyo y nos toca volver a poner pie a tierra y echar la bici al hombro para cruzarlo, la vegetación por aquí es casi desértica, y solo están los juncos que se forman en la ribera del arroyo, así que esto es polvo y más polvo, menos mal que la tierra es compacta y arcillosa y no se levanta mucho, sino sería insoportable con el calor que hace, nos dirigimos a Puebla de Sancho Pérez, paramos a comer en un parquecito a la sombra, y nos vuelve a ocurrir lo que en otras ocasiones también sería costumbre, en campo abierto no tenemos problemas de orientación, pero en los pueblos pequeños, cuesta trabajo seguir las flechas, porque llega un momento que se pierde y como te vayas por una calle equivocada estás en un aprieto, puedes coger un camino que va en dirección opuesta al tuyo, pero bueno, gracias a Dios, no nos despistamos demasiado y continuamos el recorrido correcto.

Castillo de los Duques de Feria en Zafra

Tan solo unos pocos kilómetros y llegaremos a Zafra, nos encontramos a las 3 de la tarde con un calor de aupa y por zonas que la sombra brilla por su ausencia, cuando llegamos no hay ni un alma en la calle, claro, viernes de puente, a las 4 de la tarde, con la que está cayendo, la gente normal suele estar durmiendo la siesta, y no dando pedales con 20 kilos de bicicleta, pero bueno, recorremos Zafra con tranquilidad, de vez en cuando vemos lo que llevamos y lo que nos queda, y pensamos que podemos cubrir nuestro objetivo, pero es el segundo día y ya tenemos claro, que el camino irá marcando lo que podemos y lo que no, y sobre todo cuando para salir de Zafra, tienes que subir un repecho que con el calor, la torta que llevamos encima y la p*** cadena que se me sale, hace que toque el suelo sin poner los pies, que me caigo, vamos.
Torre de San Francisco, Zafra

¡La leche! Que llevamos 2 días y ya llevo 2 caídas, menos mal que sin consecuencias graves, salvo un moratón en salva sea la parte, pero la rodilla derecha (mi punto débil) no sufre desperfectos. En fin, que tras subir el repecho, en un camino por cierto lleno de chalets con gente de fiesta (claro, ahí están todos, de cachondeo) se divisa el siguiente pueblo Los Santos de Maimona, no me preguntéis el porqué del nombre porque no tengo ni idea, ni sé quien fue Maimona, ni si tuvo o no tuvo Santos,

Al fondo, los Santos de Maimona

pero el caso es que pasamos por allí, sin encontrar una tienda y ya sin agua de nuevo, menos mal que a la salida, nos encontramos un bar, que no tienen agua embotellada para vender, pero nos dice la camarera (muy simpática) que si le damos los bidones nos los llena de agua fría, dicho y hecho, los bidones y una botella vacía que llevábamos también,
Parroquia de Ntra.Sra. de Los Angeles, Los Santos de M.
y así vuelta al tajo y a dar pedales hasta Villafranca de los Barros, aquí se nota que el terreno sí que es llano, la bici avanza con rapidez y además hay pocos obstáculos, pero por lo que decíamos antes, llega un momento en que el camino se empieza a complicar, no solo porque la vegetación lo hace más difícil, sino que, o bien, nos hemos perdido en un cruce, o bien, esto es así, pero nos encontramos, con que la senda se nos acaba, a la izquierda tenemos una cantera y a la derecha la vía del tren totalmente vallada, así que no tenemos más remedio que decidir, si seguir por aquí, casi andando, o volver, o, lo que encontramos más adelante, que la valla está rota en un cruce con una carretera (no seríamos los primeros en esa situación) y nos decidimos por saltarnos la vía del tren y salir a la carretera, claro, la valla está rota por su parte de abajo y tiene varios metros de altura, así que la técnica a emplear es, tirar las bicis, pasarlas a rastras por debajo de la valla, cruzar la vía, sacar la bici a la carretera, y volver a por la otra bici y repetir la operación, resultado, a 5 kilómetros de Villafranca y por carretera a las 5 y pico de la tarde, así que lo tenemos chungo para llegar a Mérida, pero bueno, nos aprovechamos de las circunstancias, y ya que vamos por asfalto, pues nada, plato grande, piñón pequeño, apretar el puño y tonto el último, ¡buf! Lo que cunde así, vamos que si seguimos a este paso pasado mañana estamos en Zamora, que disfrute, en 15 minutos llegamos a Villafranca, esto nos pega un subidón de ánimo que hace que veamos factible llegar a Mérida, el caso es que volvemos a comprar bebida, esta vez en una gasolinera que hay a la entrada, disfrutamos de su magnifica plaza con la iglesia al fondo,
Iglesia de Ntra. Sra. del Valle de Villafranca de los Barros
y después de sellar la credencial en el ayuntamiento, volvemos a poner rumbo a la siguiente localidad Torremejía.
Se sale de Villafranca por caminos que parecen autopistas, totalmente llanos y de mucha anchura, y además picando hacia abajo, así sí cunde, esto nos anima más aún, aquí el paisaje nos lo conocemos, viñas, viñas y de vez en cuando más viñas, así que no hay mucho que fotografiar, según nuestros datos, tenemos por delante 27 kms. Y -100 metros de desnivel, a casi las 6 de la tarde, creemos que no está mal, si llegamos a Torremejía a dormir, total de 20 kms. De retraso el primer día, estaríamos a 16 el segundo habríamos recuperado 4 kms. Es decir, que entra dentro de lo previsto, pues nada manos, o mejor dicho, piernas a la obra, a estas horas, los peregrinos a pie ya están alojados, y como será habitual todo el camino, por la tarde no se ve a ninguno, así que vamos a bloque, seguimos con el plato grande y bastante rápidos, total para lo que hay que ver, es como si estuviéramos en casa, nos encontramos una imagen curiosa cuando menos, y al parecer aunque tiene visos de leyenda, es cierta,
¿Leyenda peregrina?
se comenta que la gente deja botellas de agua en los caminos para los peregrinos porque en esta zona, las distancias son muy largas, el calor muy alto, y la sombra escasa” pues sí, en un cruce, al lado de un monolito, se encuentra una botella de agua, así que suponemos que la leyenda no es tal, sino una costumbre que los peregrinos supongo que agradecerán a las gentes de la zona.
Pues nada, no hay mucho que contar en este trayecto, que en el cruce con Almendralejo, hay un monolito de los de la Junta de Extremadura con el plano y la información para los peregrinos, que están bastante conseguidos si no fuera porque el paso del tiempo los deteriora y el mantenimiento es inexistente.
Consulta del monolito informativo...
Y tras recorrer el camino propuesto, llegamos a Torremejía, antes nos hemos encontrado con unos agricultores que riegan sus tierras, pero también el camino, y nos hemos puesto perdidos de barro, pero vamos, nada que con agua no se solucione, así que llegamos al centro, en busca del albergue, que según las indicaciones existe y está abierto, pues bien, la primera en la frente, el albergue lo cerraron el invierno pasado, y nos dicen que las opciones son, o el hostal que hay en la carretera o al ayuntamiento donde nos dejen dormir en alguna dependencia municipal, pues nada, a cara o cruz, para dormir en un hostal, mejor nos vamos a Mérida, y así adelantamos terreno para mañana, pero claro, son las 7, Mérida está a otros 16 kms. Aunque aquí sí hay albergue, ¿Qué hacemos? Pues nada, p’adelante y sin miedo, solo que vista la hora que es, y que el camino transcurre paralelo a la carretera, optamos tirar por esta para ir más rápido, hasta que la carretera se separa y da más vuelta, y entonces nos metemos por el camino, por aquí recibimos la llamada de nuestro amigo y compañero Felipe, para preguntarnos qué tal nos va y por dónde estamos y todo eso, la verdad es que eso nos eleva el ánimo y hace que vayamos con más ganas, y sobre todo porque es muuuuuy tarde y llevamos muuuuchos kilómetros ya en las piernas, pero bueno, al final divisamos Emerita Augusta, y tras una llamada al Albergue, en el que nos dicen que está lleno, hago abuso de la autoridad y llamo a mi oficina para que nos busquen algún hostal, porque al ser fin de semana, presiento que lo vamos a tener difícil, efectivamente, todo completo, albergue, hostales, hoteles, joder, qué bien, lo que nos faltaba, tener que dormir al raso, después de la paliza que nos hemos pegado hoy, pero mira por dónde, y como por ayuda del Santo,
Llegamos a Mérida...
justo al comienzo del puente de piedra hay un hostal y como por preguntar no se pierde nada, me dirijo a probar suerte, ¡sorpresa! Le han anulado una habitación y nos la pueden dejar (no sé si será truco del hostelero o no) pero como sabemos que lo tenemos crudo, no nos queda más opción que aceptar, al menos dormiremos solitos y en camas con sabanas, aunque el presupuesto se resienta.

Panorámica de las murallas Desde el puente romano...

De todas formas nos acercamos al albergue a comprobar in situ la situación y efectivamente está a reventar, nos piden 7 euros a cada uno por dormir en el suelo (un robo, creo yo), así que nada no hay más que hablar, al Hostal a dormir, duchita reparadora, cena pantagruélica, llamada a los amigos a contar la película del día, entre ellos Juanchu, que también nos llamó cuando estábamos cruzando el puente de piedra, y a dormir y descansar. Hoy al menos, hemos recuperado el terreno perdido, a costa de nuestras piernas, pero visto el perfil, creo que era el día indicado, sino más adelante, como pudimos comprobar, hubiera sido poco menos que imposible, y claro, lo que nos dejó con la sonrisa en los labios pero con las piernas machacadas fue la lectura del cuentakilómetros: 134,66 Kms.

Testimonio gráfico de lo recorrido en el día

En el día de hoy, la ilusión por las nubes, las fuerzas a estas horas, totalmente agotadas, hemos bebido alrededor de 10 litros de líquido cada uno, pero… mañana será otro día.

Monumento a Rómulo y Remo