Etapa Real: El Real de la Jara- Mérida
Distancia: 134.66 Kms.
Tiempo: 8,33 h.
Velocidad Media: 15,20 Km/h.
Viernes 2 de mayo 2008.- "Oceanos de Fuego"
“Hola, buenos días, ¿qué tal se ha dormido? Bien, estoy como nuevo”; esa es la primera conversación, por lo “bajito” para que nuestros compañeros de albergue no se despierten, aunque me da que ya están también despiertos, es lo que tiene los primeros días, que estás cansado pero aún pueden más los nervios que el cansancio, esta proporción se irá cambiando según pasen los días. En fin, tras el aseo oportuno y la preparación del equipaje y las alforjas, nos despedimos de la pareja que, efectivamente, estaban despiertos, pero bien acurrucaditos y sin la prisa que nosotros nos hemos impuesto, aprovechan un rato más en la cama. Así que comienza nuestro segundo día de peregrinación, vamos buscando algún bar y después de dar un par de vueltas al pueblo, nos decidimos por el único que está abierto (o al menos el único que vimos nosotros) muy cerca de la carretera y de un hostal donde vemos que salen algunos peregrinos, este será nuestro primer contacto con los bicigrinos alemanes con sus flamantes bicicletas híbridas y manillar superhiperultracompleto, llevan más mandos en el manillar que un helicóptero, (luego nos acordaríamos de ellos). El caso es que nuestro desayuno consiste en un colacao/café y una tostada de pan con aceite, y nos encontramos con la primera curiosidad hostelera, el aceite lo tienen en cápsulas individuales (así no se derrocha), y tiene la medida justa para poner en la tostada, es decir, ni falta pan, ni sobra aceite, todo medido.
Y comienza la andadura del viernes, salimos de El Real por un camino que empieza subiendo (menos mal que paramos a dormir aquí, ayer esto hubiera sido una tortura), en fin, el trayecto es corto y enseguida vuelve todo a la normalidad, es decir, llaneando y bajando, aquí nos encontramos con los famosos hitos extremeños que marcan la vía de la plata, porque, como habréis imaginado, el último pueblo andaluz es El Real de la Jara, nuestro siguiente destino Monesterio, ya se encuentra en Extremadura, pues bien justo en medio de ambas comunidades, cruzamos un riachuelo y nos encontramos con el famoso Castillo de las Torres, que en sus tiempos debió servir como defensa (digo yo, sino, para qué hacer un castillo) y ahora sirve para que aniden las cigüeñas.
Entramos de lleno en Extremadura...
Esta es la última imagen de Andalucía...
Estampa común en esta tierra...
Buen día, tiene pinta de que va a hacer calor, pero de momento se está fresquito y vamos por un camino con buen firme y además llaneando, así que la cosa se anima, igual hoy recuperamos lo perdido ayer, ya veremos, de momento, llegamos donde se encuentra la ermita de San Isidro, en el cruce con una carretera, la famosa N630, que nos acompañará casi todo el recorrido, y siguiendo la recomendación de nuestro amigo Manolo (Ariscal) iniciamos la ascensión a Monasterio por ella, puesto que el camino va paralelo y no tiene mucho interés ir por él, de todas formas, a estas horas el tráfico es casi nulo, y en esta subida, ya son 2 las veces que me acuerdo de lo que queríamos haber hecho ayer, y son 2 las veces que pienso, “menos mal que paramos en El Real a dormir”, porque si bien a primera hora de la mañana, descansado y con fuerzas, la cuesta se hace llevadera, esto ayer hubiera sido la enésima ocasión para pensar que si esto es así, no llego vivo a Santiago; pero mira, después de todo, parece que nos salió bien la jugada, y a eso de las 10 llegamos a Monasterio, a la derecha está el famoso hostal que nos habían indicado para dormir, al lado de la Cruz Roja, y en ambos sitios no hay mucha pinta de que fueran albergues acogedores, el Hostal, pues como todos (y los que tendremos que usar), normalito y pagando, claro. En fin, que seguimos subiendo esta vez por dentro de la población y en una tienda de alimentación a la derecha de la carretera, nos compramos nuestras provisiones, si estamos en Extremadura, pues qué mejor que comprar lomo ibérico para hacernos un bocata, dicho y hecho, pan ciernecito y lomito con una coca cola para almorzar, pasamos por la puerta del ayuntamiento y preguntamos por algún sitio donde haya Internet, por la cosa de poner algo en el blog, y nos mandan a la biblioteca que está una calle paralela, vamos con todo nuestro equipaje para allá, dejamos las bicis en un banco de una calle peatonal la mar de acogedora, y cual es nuestra sorpresa, que la biblioteca está abierta pero el encargado de los ordenadores está “de curso”, para mí que está “de puente”, pero vamos que no nos dejan entrar, así que nuestro gozo en un pozo, pero bueno, al solecito y en el banco, nos comemos nuestro bocata para coger fuerzas para el resto de la mañana, y seguimos camino, esta vez toca bajar así que recién comidos y bajando, pues la velocidad aumenta, je, je, pasamos por un secadero de jamones con un nombre bastante ocurrente (jamón + Monasterio = Jamonesterio), qué lastima no llevar una furgoneta de apoyo para ir cargando los “souvenirs”, je, je.
Entre Monesterio y Fuente de Cantos
El siguiente destino es Fuente de Cantos, dejamos la carretera y cogemos el camino a la izquierda, vamos por zonas alambradas y lo que fue el día de ayer se convierte en rutina hoy también, los famosos portillones de paso de ganado, la leche, que hartazgo de abrir y cerrarlos, pero mira, es lo que hay, en este terreno el firme es bueno, no deja de ser un camino como los que estamos acostumbrados, en los que se puede ir paralelo y bastante rápido, el paisaje no es gran cosa, pero se respira la tranquilidad que nos acompaña por estos parajes, sólo rota por los peregrinos a pie que adelantamos y algún que otro gorrinillo que campa suelto a sus anchas por las dehesas.
Hitos informativos extremeños
Llegamos a Fuente de Cantos, y paramos en su plaza, donde encontramos un supermercado, en el que compramos nuestra comida para el día, jamón, pan, aquarius, agua y yogur líquido, sería la tónica del viaje, comida de bocadillo ligera para que las piernas siguieran dando pedales, porque la comida del día de ayer nos dejó el estomago lleno pero las piernas parecían de cartón, así que decidimos ser frugales en la comida y ya saciaríamos nuestra hambre en la cena.
Plaza Mayor de Fuente de Cantos
Después de limpiar un poco las bicis con la manguera de un jardinero (joder, que mal suena esto), recuperar un poco el cuerpo tras el descanso a la sombra de las palmeras de la plaza mayor, continuamos camino hacia Calzadilla de los Barros, un pueblo pequeñito pero muy bonito, que goza de tener un retablo gótico-mudéjar del Siglo XV-XVI en su Iglesia Parroquial que es Monumento Histórico Nacional, aquí volvemos a comprar bebida en una tiendecita de la plaza, yo creo que tanto el calor que hace hoy, como la deshidratación que pasamos ayer, está llevando a que bebamos más líquido que un camello, pero ni nos sentimos pesados, ni dejamos de sudar, así que es preferible beber de más, y evitar que nos pase lo de ayer y volver a sufrir los rigores de la sed.
Está claro donde estamos ¿no?
A la salida de Calzadilla de los Barros, , el camino va paralelo a un arroyo y nos toca volver a poner pie a tierra y echar la bici al hombro para cruzarlo, la vegetación por aquí es casi desértica, y solo están los juncos que se forman en la ribera del arroyo, así que esto es polvo y más polvo, menos mal que la tierra es compacta y arcillosa y no se levanta mucho, sino sería insoportable con el calor que hace, nos dirigimos a Puebla de Sancho Pérez, paramos a comer en un parquecito a la sombra, y nos vuelve a ocurrir lo que en otras ocasiones también sería costumbre, en campo abierto no tenemos problemas de orientación, pero en los pueblos pequeños, cuesta trabajo seguir las flechas, porque llega un momento que se pierde y como te vayas por una calle equivocada estás en un aprieto, puedes coger un camino que va en dirección opuesta al tuyo, pero bueno, gracias a Dios, no nos despistamos demasiado y continuamos el recorrido correcto.
Castillo de los Duques de Feria en Zafra
Tan solo unos pocos kilómetros y llegaremos a Zafra, nos encontramos a las 3 de la tarde con un calor de aupa y por zonas que la sombra brilla por su ausencia, cuando llegamos no hay ni un alma en la calle, claro, viernes de puente, a las 4 de la tarde, con la que está cayendo, la gente normal suele estar durmiendo la siesta, y no dando pedales con 20 kilos de bicicleta, pero bueno, recorremos Zafra con tranquilidad, de vez en cuando vemos lo que llevamos y lo que nos queda, y pensamos que podemos cubrir nuestro objetivo, pero es el segundo día y ya tenemos claro, que el camino irá marcando lo que podemos y lo que no, y sobre todo cuando para salir de Zafra, tienes que subir un repecho que con el calor, la torta que llevamos encima y la p*** cadena que se me sale, hace que toque el suelo sin poner los pies, que me caigo, vamos.
Torre de San Francisco, Zafra
¡La leche! Que llevamos 2 días y ya llevo 2 caídas, menos mal que sin consecuencias graves, salvo un moratón en salva sea la parte, pero la rodilla derecha (mi punto débil) no sufre desperfectos. En fin, que tras subir el repecho, en un camino por cierto lleno de chalets con gente de fiesta (claro, ahí están todos, de cachondeo) se divisa el siguiente pueblo Los Santos de Maimona, no me preguntéis el porqué del nombre porque no tengo ni idea, ni sé quien fue Maimona, ni si tuvo o no tuvo Santos,
Al fondo, los Santos de Maimona
pero el caso es que pasamos por allí, sin encontrar una tienda y ya sin agua de nuevo, menos mal que a la salida, nos encontramos un bar, que no tienen agua embotellada para vender, pero nos dice la camarera (muy simpática) que si le damos los bidones nos los llena de agua fría, dicho y hecho, los bidones y una botella vacía que llevábamos también,
Parroquia de Ntra.Sra. de Los Angeles, Los Santos de M.
y así vuelta al tajo y a dar pedales hasta Villafranca de los Barros, aquí se nota que el terreno sí que es llano, la bici avanza con rapidez y además hay pocos obstáculos, pero por lo que decíamos antes, llega un momento en que el camino se empieza a complicar, no solo porque la vegetación lo hace más difícil, sino que, o bien, nos hemos perdido en un cruce, o bien, esto es así, pero nos encontramos, con que la senda se nos acaba, a la izquierda tenemos una cantera y a la derecha la vía del tren totalmente vallada, así que no tenemos más remedio que decidir, si seguir por aquí, casi andando, o volver, o, lo que encontramos más adelante, que la valla está rota en un cruce con una carretera (no seríamos los primeros en esa situación) y nos decidimos por saltarnos la vía del tren y salir a la carretera, claro, la valla está rota por su parte de abajo y tiene varios metros de altura, así que la técnica a emplear es, tirar las bicis, pasarlas a rastras por debajo de la valla, cruzar la vía, sacar la bici a la carretera, y volver a por la otra bici y repetir la operación, resultado, a 5 kilómetros de Villafranca y por carretera a las 5 y pico de la tarde, así que lo tenemos chungo para llegar a Mérida, pero bueno, nos aprovechamos de las circunstancias, y ya que vamos por asfalto, pues nada, plato grande, piñón pequeño, apretar el puño y tonto el último, ¡buf! Lo que cunde así, vamos que si seguimos a este paso pasado mañana estamos en Zamora, que disfrute, en 15 minutos llegamos a Villafranca, esto nos pega un subidón de ánimo que hace que veamos factible llegar a Mérida, el caso es que volvemos a comprar bebida, esta vez en una gasolinera que hay a la entrada, disfrutamos de su magnifica plaza con la iglesia al fondo,
Iglesia de Ntra. Sra. del Valle de Villafranca de los Barros
y después de sellar la credencial en el ayuntamiento, volvemos a poner rumbo a la siguiente localidad Torremejía.
Se sale de Villafranca por caminos que parecen autopistas, totalmente llanos y de mucha anchura, y además picando hacia abajo, así sí cunde, esto nos anima más aún, aquí el paisaje nos lo conocemos, viñas, viñas y de vez en cuando más viñas, así que no hay mucho que fotografiar, según nuestros datos, tenemos por delante 27 kms. Y -100 metros de desnivel, a casi las 6 de la tarde, creemos que no está mal, si llegamos a Torremejía a dormir, total de 20 kms. De retraso el primer día, estaríamos a 16 el segundo habríamos recuperado 4 kms. Es decir, que entra dentro de lo previsto, pues nada manos, o mejor dicho, piernas a la obra, a estas horas, los peregrinos a pie ya están alojados, y como será habitual todo el camino, por la tarde no se ve a ninguno, así que vamos a bloque, seguimos con el plato grande y bastante rápidos, total para lo que hay que ver, es como si estuviéramos en casa, nos encontramos una imagen curiosa cuando menos, y al parecer aunque tiene visos de leyenda, es cierta,
¿Leyenda peregrina?
“se comenta que la gente deja botellas de agua en los caminos para los peregrinos porque en esta zona, las distancias son muy largas, el calor muy alto, y la sombra escasa” pues sí, en un cruce, al lado de un monolito, se encuentra una botella de agua, así que suponemos que la leyenda no es tal, sino una costumbre que los peregrinos supongo que agradecerán a las gentes de la zona.
Pues nada, no hay mucho que contar en este trayecto, que en el cruce con Almendralejo, hay un monolito de los de la Junta de Extremadura con el plano y la información para los peregrinos, que están bastante conseguidos si no fuera porque el paso del tiempo los deteriora y el mantenimiento es inexistente.
Consulta del monolito informativo...
Y tras recorrer el camino propuesto, llegamos a Torremejía, antes nos hemos encontrado con unos agricultores que riegan sus tierras, pero también el camino, y nos hemos puesto perdidos de barro, pero vamos, nada que con agua no se solucione, así que llegamos al centro, en busca del albergue, que según las indicaciones existe y está abierto, pues bien, la primera en la frente, el albergue lo cerraron el invierno pasado, y nos dicen que las opciones son, o el hostal que hay en la carretera o al ayuntamiento donde nos dejen dormir en alguna dependencia municipal, pues nada, a cara o cruz, para dormir en un hostal, mejor nos vamos a Mérida, y así adelantamos terreno para mañana, pero claro, son las 7, Mérida está a otros 16 kms. Aunque aquí sí hay albergue, ¿Qué hacemos? Pues nada, p’adelante y sin miedo, solo que vista la hora que es, y que el camino transcurre paralelo a la carretera, optamos tirar por esta para ir más rápido, hasta que la carretera se separa y da más vuelta, y entonces nos metemos por el camino, por aquí recibimos la llamada de nuestro amigo y compañero Felipe, para preguntarnos qué tal nos va y por dónde estamos y todo eso, la verdad es que eso nos eleva el ánimo y hace que vayamos con más ganas, y sobre todo porque es muuuuuy tarde y llevamos muuuuchos kilómetros ya en las piernas, pero bueno, al final divisamos Emerita Augusta, y tras una llamada al Albergue, en el que nos dicen que está lleno, hago abuso de la autoridad y llamo a mi oficina para que nos busquen algún hostal, porque al ser fin de semana, presiento que lo vamos a tener difícil, efectivamente, todo completo, albergue, hostales, hoteles, joder, qué bien, lo que nos faltaba, tener que dormir al raso, después de la paliza que nos hemos pegado hoy, pero mira por dónde, y como por ayuda del Santo,
Llegamos a Mérida...
justo al comienzo del puente de piedra hay un hostal y como por preguntar no se pierde nada, me dirijo a probar suerte, ¡sorpresa! Le han anulado una habitación y nos la pueden dejar (no sé si será truco del hostelero o no) pero como sabemos que lo tenemos crudo, no nos queda más opción que aceptar, al menos dormiremos solitos y en camas con sabanas, aunque el presupuesto se resienta.
Panorámica de las murallas Desde el puente romano...
De todas formas nos acercamos al albergue a comprobar in situ la situación y efectivamente está a reventar, nos piden 7 euros a cada uno por dormir en el suelo (un robo, creo yo), así que nada no hay más que hablar, al Hostal a dormir, duchita reparadora, cena pantagruélica, llamada a los amigos a contar la película del día, entre ellos Juanchu, que también nos llamó cuando estábamos cruzando el puente de piedra, y a dormir y descansar. Hoy al menos, hemos recuperado el terreno perdido, a costa de nuestras piernas, pero visto el perfil, creo que era el día indicado, sino más adelante, como pudimos comprobar, hubiera sido poco menos que imposible, y claro, lo que nos dejó con la sonrisa en los labios pero con las piernas machacadas fue la lectura del cuentakilómetros: 134,66 Kms.
Testimonio gráfico de lo recorrido en el día
En el día de hoy, la ilusión por las nubes, las fuerzas a estas horas, totalmente agotadas, hemos bebido alrededor de 10 litros de líquido cada uno, pero… mañana será otro día.
Monumento a Rómulo y Remo