viernes, 16 de mayo de 2008

Etapa Prólogo

Miercoles 30 abril 2008.- "Gigantes al borde de un ataque de nervios".
Bueno, es la hora, tanto tiempo pensando en el momento y ha llegado, hay que recoger todo, sobre todo bici y alforjas y salir para Sevilla, nos acompañan mi hermana y su marido, salimos dentro del horario previsto, es decir, una hora más tarde (que era lo previsto) ya que como casi siempre, el que llega tarde soy yo, y además olvidando parte de las cosas que tenía que echar, entre ellas el aislante para mi hermano, el chaleco reflectante por si hay que ir por carretera, las bolsas de basura para las alforjas por si llueve, el liquido de las lentillas, y creo que nada más (al menos no las he echado en falta). Así que como decía, a eso de las 17,30 h. salimos en nuestra furgoneta hacia nuestro punto de partida, nuestro primer susto, el tráfico, baja la carretera de Andalucía, hasta los topes, pero claro es comienzo de puente, así que no es nada raro, pero a pesar de todo, el tráfico es denso pero fluido, al menos hasta que cruzamos Despeñaperros y una vez que se desdobla la carretera con los que van a Granada/Malaga y los que vamos a Sevilla/Huelva, el tráfico se normaliza y es menos agobiante, así que tras 4 horas de camino ininterrumpido, ni para hacer pipí, y tras las llamadas pertinentes de nuestros anfitriones que estaban esperando desde las 21,00 h. en Sevilla, nos presentamos en nuestro destino, fácil, gracias al fabuloso GPS que llevabamos, y una vez localizado dónde ibamos a dormir y dejar el "equipaje", nos fuimos a la Catedral, donde nos encontramos y conocimos a Manolo, Rubén y Marga, unos compañeros bicigrinos, a los que conocía del foromtb, y que se habían prestado a acompañarnos en nuestro inicio de la Vía de la Plata.

Anduvimos paseando por la espalda de la Catedral y disfrutando tanto de las vistas magníficas que ofrece la ciudad, como de la noche tan estupenda que hacía, para tomarnos unas cañitas y charlar un poco sobre lo que nos esperaba.


Después de quedar en hora para la partida del día siguiente y despedirnos de Manolo (que no podía acompañarnos), nos fuimos a preparar las bicis y a dormir para estar frescos para el día siguiente (y los que le seguirían). Nos dormimos, al igual que los Caballeros en la Edad Media, velando armas para la aventura que nos espera, es decir, las bicis duermen con nosotros esta noche; mañana empezamos, los nervios en el cuerpo, la cabeza que dan cien vueltas, y sobre todo, impaciencia, ansiedad, ganas de subir en la bici y dar los primeros pedales y que sea lo que Dios y Santiago quieran ...

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